La creatividad, a pesar de ser una necesidad urgente en la actualidad, no se valora lo suficiente para diseñar estrategias para su desarrollo, e incluso las mismas instituciones son las que se encargan de erradicarla, un ejemplo es la escuela. Un niño suele tener bastante curiosidad y una gran capacidad de imaginar y crear, pero finalmente, estas cualidades desaparecen al ingresar a la escuela primaria.
Esto es un poco complejo, ya que la sociedad actual nos exige ser presonas creativas, pero no nos forman para ello. La teoría de los hemisferios cerebrales afirma que nuestra mente está dividida en dos hemisferios, los cuales se interconectan mediante fibras callosas, pero cada uno es independiente del otro, cada uno tiene sus propias características. El hemisferio izquierdo es el que controla todo lo relacionado con lo racional, a lógico, matemático, analítico; mientras que el derecho aborda las cuestiones creativas, artísticas y no lineales.
Con lo anterior, podemos desglosar que nuestro sistema educativo está formando solamente uno de los dos hemisferios: el derecho, por lo que está formando individuos fragmentados: en el transcurso de nuestro proceso educativo nos enseñan a ser racionales, rigurosos y hasta en cierto modo un poco cuadrados, aprendemos un conjunto de conocimientos totalmente lineales y esquemáticos, y el desarrollo de las artes se visualiza como un complemento que en ocasiones no se considera necesario y en otras es subestimado.
Entonces, las personas dedicadas a cualquiera de las diversas artes y al diseño gráfico son profesionales subestimados socialmente, no se les da un mérito ni un status social tan elevado como el de otras profesiones. Esto nace desde la percepción de darle poca importancia al desarrollo del hemisferio derecho, somos izquierdistas, y no hacemos referencia a cuestiones políticas, sino al hemisferio del cerebro que más hemos explotado.
Daniel Pink con su libro “Nueva Mente” le da un giro a todo lo desglosado anteriormente, afirmando que las potencias actuales (entre ellas Japón y EE.UU.), están inviertiendo en más profesionales enfocados a lo artístico, lo estético y emocional. El mismo Pink afirma que hoy en día ya hay más estadounidenses trabajando en arte, entretenimiento y diseño que abogados, contadores y auditores.
No se trata ahora de disminuir la importancia de lo racional y lógico, sino que se pretende lograr un equilibrio entre ambos enfoques, y la mayor inversión en lo artístico está funcionando como una especie de compensación.
Todo lo anterior evidencia un cambio de era, pasando primeramente de la era industrial a la era de la información (ambas con fuerte desarrollo del hemisferio izquierdo) para posteriormente trasladarse de esta última a la era conceptual, la cual valora el contexto por encima del texo, en donde en palabras del mismo autor Pink: una imagen vale más que mil palabras y una metáfora vale por mil imágenes, es decir: “el lado derecho del cerebro es la imagen mientras que el izquierdo son las mil palabras”.
En esta nueva era denominada conceptual las habilidades del hemisferio izquierdo que han sido el motor de la era de la información y la economía del conocimiento, son necesarias pero ya no suficientes, afirma Pink. Como ya se mencionó anteriormente, los ingenieros seguirán siendo importantes pero tendrán que trabajar de manera colaborativa con personas enfocadas a lo estético para crear productos más impactantes acorde con las nuevas necesidades.
Un dato interesante compartido por Openhaimer que refuerza lo dicho por Pink es que las últimas tendencias en las universidades de EE.UU. y Japón, específicamente en las escuelas de negocios están dictando más cursos de arte, diseño, psicología, filosofía y hasta espiritualidad, y cuyas grandes empresas están contratando cada vez más graduados de escuelas de arte y diseño.
Lo aportado por estos autores nos da un indicio de esperanza para que se le haga el justo reconocimiento a las profesiones que guarden una estecha relación con lo artístico, emocional y estético y de esta manera desarrollar ambos hemisferios en los procesos educativos.
Aunque es viable reconocer que cae más en lo utópico que en lo real, es decir, que solo quedará en la parte discursiva y no aterrizará en los diversos contextos. Ante esto, las cifras de las inversiones en dichas profesiones (arte, diseño, filosofía) dejan claro que la importancia que se le ha dado va en aumento, pero haciendo hincapié que se trata de países de primer mundo. Sólo resta esperar qué pasará en el resto del mundo, si seguirá esa influencia o se mantendrán al margen.
“En suma, hemos pasado de una sociedad agrícola a una sociedad de trabajadores industriales, y a una sociedad de trabajadores de la economía del conocimiento y ahora estamos dando otro paso adelante, a una sociedad de creadores, reconocedores de tendencias y creadores de sentido […] cuando las economías dependían de las fábricas y la producción masiva, el pensamiento dirigido por el hemisferio derecho de la mente era casi irrelevante…” Pink.