Visitar oriente para un oriental uruguayo puede ser un viaje lleno de sorpresas, descubrimientos e incertidumbres debido a las amplísimas distancias culturales. Visitar Japón, casi imprevistamente, para rodar un largometraje, y con Hugo Fattoruso como guía turístico es una experiencia única. Sofía Casanova y Sofía Córdoba son las directoras del documental Dos Orientales, realizado por la productora SADHU, la cual encabezan junto a la productora artística Florencia Arbiza. El mismo relata la historia del encuentro de los músicos Hugo Fattoruso y Tomohiro Yahiro, uruguayo, oriental del Río Uruguay, y japonés, oriental del planisferio, respectivamente, para crear una dinámica musical influenciada por diversas corrientes del mundo. En el año 2013, Arbiza asiste a una feria en Korea. Allí se encuentra con Fattoruso y éste le comenta del dúo que tiene con Tomohiro Yahiro: Dos Orientales. Fue entonces que trae a SADHU la idea de hacer un dvd musical, que registre la gira del dueto. Esta idea se modificó ya que las realizadoras se encontraron una historia muy interesante que contar al espectador. El nombre aludía a algo más grande, astuto y divertido. Es por ello, que la investigación se centró en lo que significaba ser “dos orientales”, por qué ambos son orientales y cuál era el cruce de esas orientalidades. En esa búsqueda descubrieron una mezcla de culturas y personalidades, donde más allá de que los protagonistas viven en sendas antípodas y sus culturas son muy diferentes, Fattoruso y Yahiro se complementan, creando un material único a través de sus similitudes y diferencias, donde surge una fusión de jazz, candombe, ritmos latinos y afros. Por un lado, está Fattoruso, gracioso, desfachatado, de barrio, pero que a su vez cuenta con la disciplina y el compromiso de un japonés. Por otra parte, Yahiro vivió en Islas Canarias y de allí absorbió mucha cultura afro-latina y, aunque tiene devoción por artistas latinos y africanos, mantiene su educación, amabilidad e impronta japonesa.
El rodaje en Japón 2014
La experiencia de un road movie en Japón fue impactante, aunque no tan difícil como pensaban las realizadoras. Las tocayas señalan que los japoneses son muy atentos, respetuosos y amables. La experiencia con ellos es radicalmente distinta: Tokio es muy ordenado, tranquilo, organizado y seguro. Lo difícil para el extranjero es llegar a los sitios, ya que las calles carecen de numeración o nombres, a excepción de las avenidas. Este viaje les permitió conocer modos de vida claramente distintos a los de Montevideo: luces, autos modernos, tránsito ordenado, miles de personas que van de un lado a otro sin hacer bullicio y jamás gritan, en un entorno donde destaca la pulcritud y la organización. La idea central era cubrir dos conciertos, pero gracias al lazo que crearon las cineastas con los músicos, pudieron compartir otras instancias. Fueron a Sendai, que se encuentra 6 horas en bus, al norte de Tokio, donde los recibieron con los brazos abiertos. Esto les permitió salir un poco de la velocidad y la masa de gente, para conocer otra cara de Japón.
La vuelta a Montevideo
En enero 2015, el proyecto Dos Orientales ganó el FONAM (Fondo Nacional de Música), que permitió seguir avanzando con la idea. Hoy en día, aún resta recolectar fondos que permitan terminar de filmar el material. Las realizadoras necesitan volver a Japón para enriquecer el proyecto, ya que entienden que para poder contrastar estos dos universos, han de empaparse aún más de la cultura oriental. Por otra parte, agradecen el apoyo del equipo: Agustina Benvenuto (producción), Cristóbal Severin (arte, diseño y gráficos) e Inés Vásquez (producción y asistencia). Pero especialmente reconocen la ayuda de quienes, a través de la plataforma de crowfunding Ideame, donaron fondos para el proyecto. En ese sentido, agregaron que instalarán una modalidad de aporte por medio de Internet, apelando a aquellos que disfrutan de este género y les interese ayudar con el crecimiento de un documental cultural.