Lo llamaban el “Sprayman” por sus graffitis que aparecieron por toda la capital de Siria, Damasco. Pero en realidad, Nour Hatem Zahra, de 23 años, era un activista como cualquier otro.
Empezó a protestar en Siria la primavera pasada. En ese momento, la oposición pensó que sólo tomaría unos meses para deshacerse del presidente Bashar al-Asad, como había sucecido en Tunes y Egipto.
Entonces, las fuerzas sirias empezaron a asesinar a protestantes, deteniéndolos y torturándolos.
Pero aún así, ahí estaba Nour Hatem Zahra y sus amigos; organizando protestas, escondiendo a activistas de las temidas fuerzas de seguridad, transportando material médico a aquellos que estaban heridos, pero aterrorizados de ir a un hospital gubernamental.
Zahra era un activista en contra de su gobierno y un artista de graffiti en Siria. Él y sus amigos escribían slogans en contra del presidente Bashar al-Asad en los suburbios de Damasco.
El año pasado, atraparon a Zahra. Bajo tortura, uno de sus amigos delató su nombre a quién Zahra perdonó.
Fue encarcelado por 56 días. Al salir, regresó a las andadas. Él y sus amigos salían a los suburbios de Damasco a grafitear con aerosol en contra del Presidente: “Abajo con el traidor”. Pintadas con el presidente y la palabra “cerdo” escrita abajo.
El 29 de abril, Zahra iba de barrio en barrio con su lata de aerosol, saltando de coche en coche. Pasó a alta velocidad por un punto de revisión por miedo a ser descubierto. Las fuerzas de seguridad le dispararon en la pierna.
Sus amigos y compañeros activistas dicen que murió desangrado. Posteriormente fue filmado en una escalera oscura, su cuerpo duro y los ojos aun abiertos. Su cuerpo fue lavado y cubierto con flores. Es considerado un mártir.